Zócalo de la Ciudad de Puebla

Zócalo de la Ciudad de Puebla
Lucha Libre

26 de noviembre de 2011

[It´s time to say goodbye] [No more]

Hablar de tí me recuerda viejos tiempos, siento que vuelvo a nacer y evoluciono con cada paso de tu presente caminar, pudiera decir que me duele; no lo creo, pero si que lo siento como si hubiera sucedido el día de ayer. He pensado en caminar y derramar lágrimas por las calles de mi ciudad tranquila y celestial, sin embargo mis ganas de sentirte cerca se vuelven grandes.

Lo sé, yo era aún más pequeña, pero tu eras el hombre perfecto y ¿por qué no?, el ideal.
¿Sufrí?, sí, sufrí, pero nunca me sentí más emocionada, era un sueño que vivía libremente dentro de mi mente nocturna y territorial de descansos pasajeros. No niego que estabas presente, es más nunca lo haré.

Buscaba tu mirada cada mañana, tu caminar rodeando mi espacio, tus ganas de saludarme y tus deseos de llamarme. Herida y rota ya estaba; llegabas tú y se abría mi panorama hacía caminos que jamás imaginaría. No sabía si era parte de un juego, una estrategia o una simple amistad pasajera.

Recuerdo que te encantaba platicar y caminar hasta descansar bajo el rayo del sol sobre cualquier banca estacionaria de vieja procedencia, te encantaban las grandes comidas y tus grandes inspiraciones llenaban de metas a tu futuro; objetivos que se han cumplido al paso del tiempo. 

Podía platicar contigo siempre que estabas para mí, me regalabas hermosas sonrisas sobre pláticas de temas de nuestro interés, tus ojos eran lo más hermoso de este mundo y siempre cautivaban cualquier momento de extrema confusión repentina.

Te conocí profundamente, y descubrí secretos que jamás imaginaría, pensaba en tí día y noche, buscaba tu presencia, añoraba tu cuerpo y descendía colinas para buscarte dentro del complejo mundo en que vivíamos atrapados. El viento calmó la marea, tú llegabas como si nada pasará y te refugiabas en tu espacio mañanero lleno del frío de invierno. 

Cada mañana, sin esperarte, llegabas y me cuestionabas; mirabamos el sol juntos, reíamos a distancia; siempre en secreto, mi bella era feliz, las canciones se hacían de esperar, el cuarteto, los asesinos, las mentes y las esperadas miradas pícaras al final de nuestros días. 

No sé si fuí mala, grosera, estúpida, inmadura, loca, rara, extrema; o simplemente fuí yo. Aquella que te deseaba en lo más profundo y cerca de su propio ser, culpable nunca me sentí, sin embargo estaba enamorada. Realmente no se si de tí, de tu actitud, de tus atenciones, de tus problemas, o de tu compañia. 

La psicología movía canales, y te llevaba a sentirte como yo; probablemente feliz, emocionado, seguro y fuerte de su decisión. Mi felicidad fue evidente, gusté de alguien quien me atraía bastante. Me sentía comprometida, libre, decidida, soñada... [...].

Momentos fueron bastantes, sin embargo me sentía rara, anormal, extraña, no pertenecía a tu persona tan radical y cambiante. Llegó la tormenta y pronto todo tornó a las tardes más opacas de mi vida, las mañanas más tristes y las etapas de mayor ignorancia de tu parte.

Era una niña, no sabía que pensar, hacer, escribir, soñar o proliferar. Quería llorar y sentirme como siempre; verte se convertía en todo un proceso de preparación mental y dolorosos sentimientos. El polvo me llenaba los ojos de lágrimas y tu extraño comportamiento sostenía la más esperada teoría.

Cayó mi fantasía, mis deseos, mi esperanza, mi ilusión, mis ganas de besarte, creo que podía verte y hacerme a un lado para que continuaras tu camino. Nunca te reproché nada y siempre oculte mis sentimientos al final de la tormenta.

Verte es una hermoso recuerdo de lo que nunca fue, sentirte cerca me hace sentir segura y confiada de mis decisiones sobre no intervenir con tu verdadero amor. Llorando es como escribo estas palabras y confío en que puedas leerlas antes de que yo muera.

Fuiste frío, honesto y olvidaste mis sentimientos, yo callé y te perdí como un pez en el agua. Todo había terminado, tus ojos me dijeron algo, no sé, ¿qué fue? Solo sé que lo sentí. Tus manos me decían aquí estoy, soy yo, el mismo de siempre pero en brazos de alguien mas. Aquellos brazos tuyos que nunca me abrazaron y que sonaron a derrotas y difíciles decisiones amorosas.

Amé, no fuí amado; gusté de tí y gustaste de mí. Eso me basta para darme cuenta de que no eras para mí, sin embargo he vivido con tu recuerdo presente cada que vuelvo a verte y sentirte cerca de mí; realmente eres especial y nunca cambiaré mi grato recuerdo.

Mirame cada vez que la tempestad llegue a tu alma, no quiero impresionarte ni demostrarte quien soy, mi única herramienta soy yo misma y nada cambiará mis pensamientos. Gracias por estar para mí cuando te necesito, eso es algo que jamás olvidaré. 

Gracias por tus miradas, tus risas inquietas y soñadoras, tus mensajes, tus palabras, tus deseos, tu tiempo y tus momentos de confesiones que hacian madrugar a nuestros cuerpos hasta caer. Agradezco tus ayudas sinceras.

Solidario, hermoso, generoso, todo un caballero, trabajador, honesto, divagador, de palabra, firme, lindo, sincero, elegante...[...] 


Ma belle

No hay comentarios.:

Publicar un comentario