Zócalo de la Ciudad de Puebla

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Lucha Libre

28 de enero de 2016

[El laberinto de la soledad por Octavio Paz: Extracción.]

En días pasados, por puro placer, me di a la tarea de leer "El laberinto de la soledad", un conjunto de ensayos del escritor mexicano Octavio Paz publicado en 1950, que describe la naturaleza y la esencia del mexicano. Cabe mencionar que en su totalidad, leí los 9 ensayos hasta dos o tres veces. Marqué mi libro como más pude, escribí sobre el, lo cargué a todos lados y lo disfruté como ningún otro. Es por eso que quiero compartir algunas de las frases o pasajes que resalté porque de algún modo llamaron mi atención y describieron situaciones o momentos en los cuales me sentí identificada.

Espero que cada uno de los que se de oportunidad de leer esta entrada no solo lo tome como algo interesante, si no que sea una invitación a leer algo que todo mexicano debe leer y entender. Y que además de despertar su curiosidad por la lectura, tengan la iniciativa de valorar el trabajo de Octavio Paz que no solo consta de ensayos, sino poemas, escritos diversos y diplomacia impresa en letras. 

Para darle un poco de orden a esto, dejaré por escrito el nombre del ensayo de forma numerada y después los párrafos extraídos del mismo, y así sucesivamente. Aquí un poco de esta extracción:


1.- EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS

"Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo".

"¿Qué somos y cómo realizaremos eso que somos?"

"En lugar de interrogarnos a nosotros mismos, ¿no sería mejor crear, obrar sobre una realidad que no se entrega al que la contempla, sino al que es capaz de sumergirse en ella?"

"El pachuquismo es una sociedad abierta, es este país en donde abundan religiones y atavíos tribales, destinados a satisfacer el deseo del norteamericano medio de sentirse parte de algo más vivo y concreto que la abstracta moralidad del American way of life".

"Los norteamericanos quieren comprender, nosotros contemplar. Son activos, nosotros quietistas: disfrutamos de nuestras llagas como ellos de sus inventos. Creen en la higiene, en la salud, en el trabajo, en la felicidad, pero tal vez no conocen la verdadera alegría, que es una embriaguez y un torbellino".


2. MÁSCARAS MEXICANAS

"El mexicano puede doblarse, humillarse, "agacharse", pero no "rajarse", esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad".

"Las mujeres son seres inferiores porque, al entregarse, se abren. Su inferioridad es constitucional y radica en su sexo, en su "rajada", herida que jamás cicatriza".

"El hombre, nos dice el mexicano es un compuesto, y el mal y el bien se mezclan sutilmente en su alma".

"La Revolución mexicana, al descubrir las artes populares, dio origen a la pintura moderna; al descubrir el lenguaje de los mexicanos, creó la nueva poesía".

"La virtud que más estimamos en las mujeres es el recato, como en los hombres la reserva".

"Analogía cósmica: la mujer no busca, atrae. Y el centro de su atracción es su sexo, oculto, pasivo. Inmóvil sol secreto".

"A cada minuto hay que rehacer, recrear, modificar el personaje que fingimos, hasta que llega un momento en que realidad y apariencia, mentira y verdad se confunden".

"Cuando nos enamoramos nos "abrimos", mostramos nuestra intimidad, ya que una vieja tradición quiere que el que sufre de amor exhiba sus heridas ante la que ama". 

"El amor es una tentativa de penetrar en otro ser, pero sólo puede realizarse a condición de que la entrega sea mutua".

"Ninguno es silencioso y tímido, resignado. Es sensible e inteligente. Sonríe siempre. Espera siempre. Y cada vez que quiere hablar, tropieza con un muro de silencio; si saluda encuentra una espada glacial; si suplica, llora o grita, sus gestos y gritos se pierden en el vacío que don Nadie crea con su vozarrón. Ninguno no se atreve a no ser; oscila, intenta una vez y otra vez ser Alguien. Al fin, entre vanos gestos, se pierde en el limbo de donde surgió".


3. TODOS SANTOS, DÍA DE MUERTOS

"Son incalculables las fiestas que celebramos y los recursos y tiempo que gastamos en festejar".

"Nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidad de las fiestas populares. Los países ricos tienen pocas: no hay tiempo, ni humor. Y no son necesarias; las gentes tienen otras cosas que hacer y cuando se divierten lo hacen en grupos pequeños. Las masas modernas son aglomeraciones de solitarios". 

"La Fiesta es una operación cósmica: la experiencia del Desorden, la reunión de los elementos y principios contrarios para provocar el renacimiento de la vida".

"La violencia de nuestros festejos muestra hasta qué punto nuestro hermetismo nos cierra las vías de comunicación con el mundo".

"El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente (la muerte)".

"La reconocida ineficacia de los sistemas de represión con que se pretende evitar nuevos crímenes, muestran que el respeto a la vida humana que tanto enorgullece a la civilización occidental es una noción incompleta o hipócrita".


4. LOS HIJOS DE LA MALINCHE

"El obrero pierde, bruscamente y por razón misma de su estado social, toda relación humana y concreta con el mundo: ni son suyos los útiles que emplea, ni es suyo el fruto de su esfuerzo".

"Solamente en la soledad se atreve a ser".

"Palabras malditas, que sólo pronunciamos en voz alta cuando no somos dueños de nosotros mismos".

"El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada".

"La Virgen es el consuelo de los pobres, el escudo de los débiles, el amparo de los oprimidos".

"El mexicano no quiere ser indio ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. Él empieza en sí mismo". 

"Mexicano está tan solo como cada uno de sus hijos. El mexicano y la mexicanidad se definen como ruptura y negación".


5. CONQUISTA Y COLONIA

"La llegada de los españoles parece una liberación a los pueblos sometidos por los aztecas".

"España es la defensa de la fe y sus soldados los guerreros de Cristo".

"La "Grandeza mexicana" es la de un sol inmóvil, mediodía prematuro que ya nada tiene que conquistar sino su descomposición".

"El mexicano es un ser religioso y su experiencia de lo Sagrado es muy verdadera, mas ¿quién es su Dios: las antiguas divinidades de la tierra o Cristo?"

"Los mejores no sólo escriben poesía. Se interesan por la astronomía, la física o la antigüedad americana".

"Se advierte la melancolía de un espíritu que no logró nunca hacerse perdonar su atrevimiento y su condición de mujer".


6. DE LA INDEPENDENCIA A LA REVOLUCIÓN

"Nos movemos en la mentira con naturalidad".

"Suprime la anarquía, pero sacrifica la libertad".

"Entre el sistema y el que lo adopta se abre así un abismo, muy sutil si se quiere, pero que hace imposible toda relación auténtica con las ideas, que se convierten a veces en máscaras".

"Vivíamos una vida envenenada por la mentira y la esterilidad".

"La Reforma es el resultado de la obra y de la ideología de varias generaciones intelectuales, que la preparan, predicen y realizan. Es la obra de la "inteligencia mexicana".

"Con  Morelos y Cuauhtémoc, Zapata es uno de nuestros héroes legendarios".

"Gracias a la Revolución el mexicano quiere reconciliarse con su historia y con su origen".

"Es la Revolución, la palabra mágica, la palabra que va a cambiarlo todo y que nos va a dar una alegría inmensa y una muerte rápida".


7. LA "INTELIGENCIA" MEXICANA

"La poesía se escapa de historia y lenguaje aunque ambos sean su necesario alimento".

"La "inteligencia" se inclina hacia el pueblo, lo descubre y lo convierte en su elemento superior".

"El intelectual se convirtió en el consejero, secreto o público, del general analfabeto, del líder campesino o sindical, del caudillo en el poder".

"México es un país que se ha hecho a sí mismo y que, por lo tanto, carece de pasado".

"Los nuevos maestros no ofrecen a los jóvenes una filosofía, sino los medios y las posibilidades para crearla. Tal es, precisamente, la misión del maestro".

"El escritor es un hombre que no tiene más instrumento que las palabras".


8. NUESTROS DÍAS

"La historia poseía una lógica, descubrir el secreto de su funcionamiento equivalía a apoderarse del futuro".

"Lo conquistado hay que defenderlo todavía".

"Los únicos que ganaron fueron los líderes, que se convirtieron en profesionales de la política: diputados, senadores, gobernadores".

"Nos faltan todavía caminos, puentes, ferrocarriles; le hemos dado la espalda al mar: no tenemos puertos, marina e industria pesquera, nuestro comercio exterior se equilibra gracias al turismo y a los dólares que ganan en los Estados Unidos nuestros braceros..."

"Pensar es el primer deber de la "inteligencia". Y en ciertos casos, el único".

"A los mexicanos nos hace falta una nueva sensibilidad frente a la América Latina; hoy esos países despiertan: ¿los dejaremos solos?"


9. APÉNDICE. LA DIALÉCTICA DE LA SOLEDAD

"¿Morir será volver allá, a la vida de antes de la vida?"

"Es difícil amar a las personas de otra raza, de otra lengua o de otra clase, a pesar de que no sea imposible que el rubio prefiera a las negras y éstas a los chinos, ni que el señor se enamore de la criada o a la inversa".

"El erotismo moderno casi siempre es una retórica, un ejercicio literario y una complacencia".

"La medición espacial del tiempo separa al hombre de la realidad, que es un continuo presente, y hace fantasmas a todas las presencias en que la realidad se manifiesta (Bergson)".


Octavio Irineo Paz y Lozano (1914-1998)


3° ed. México : FCE, 1999.


Poème électronique - Edgar Varèse.



Escrito inicial y recopilación: Michelle Aguilar De León. 
Inspirado en Octavio Paz.

  

11 de enero de 2016

[Un año]

Pareciera que fue ayer el instante cuando decidí escribir nuevamente. Ciertamente, han pasado ya días, incluso años en los que la quimera de una cabeza que se inunda de ideas al paso de las horas se ve obligada a dejarse a un lado, matarse por compromisos que adquiere en cuanto agrega años a su calendario. Y sí, su cuerpo se ve obligado a cambiar de hábitos, costumbres, momentos e instantes que solo los que le acompañan permiten y en su mayoría no avalan. No les conviene, porque los deja exhaustos de ridículos sociales acompañados de los que hacen mofa por no corresponder la basura de los diarios personales. 

Ya estoy aquí, repasando disco-grafías de los mismos raros, mañana tras mañana. Tarde tras tarde. Madrugada tras madrugada. La noche la ocupo para perder el tiempo; ya está todo pensado. Duermo en el halo de lo secreto, el que proyecto cuando converso. Luego vienen preguntas a mi mente, y básicamente cuestiono mi actitud diaria hacia lo nuevo, lo viejo y si aprendí algo más para sobrevivir un millón de años. Al instante me doy cuenta que no es así, ni siquiera me acerco a lo habitual. Estoy comenzando a llenar de estragos lo que alguna vez consideré que definía cada palabra que salía de una exasperante búsqueda de mí misma. Me cansé y no lo encontré, no lo he encontrado. Y pienso seriamente que lo dejé. Lo dejé ir como cada oportunidad de mi vida. Tal vez tomé las peores decisiones, pero me quedé cerca, con cautela fui constante y aprendí de cada una de las cosas que cruzaron por mi camino e impactaron en mi vida. Podría haber cambiado de ideas. Pero volví a quedarme donde ya nadie me necesitaba.  

Fue casi un año de aventuras absurdas que se quedaron en lo ilógico y sinrazón. Era yo quien buscaba peripecias de cualquier índole. Cambie de rutinas y miré más lejos de lo que acostumbraba. Solía esconderme en lo natural y en lo bello del desastre; muchas veces le encontré sentido a la pobreza y me llené de ella dejando a un lado los caprichos del mundo material. Ahí entendí que no quiero vivir la vida de un esclavo, de un obrero de clase mundial que nunca deja la rutina. Fue ese momento. Mi momento. Decidí que me daba igual a partir de ahora lo que la vida preparase para mi. Después mire a mi alrededor. Había personas, cerca y lejos. Había amistades, ambiguas e imperiales. Pero la curiosidad era mía. Y temía que algún día se tornara al final de mis días. Ya todo comenzaba a perder la razón...

Había gente que me decía cómo mejorar mis contenidos, mis espacios y mis palabras. Mis modales y las pautas de mi conducta. Jamás imaginé que existiese una autoridad que bloqueara la mente de aquel que carece de experiencia. Y que una voz, una mirada o un movimiento de ese sargento me diría tanto de lo que yo despreciaría ser en un futuro. Comenzaba a darme miedo el simple hecho de hablar. Me tragaba tanta participación se me ocurriera. Dejé de gritar mis experiencias y dejé de compartir mis deseos. Fue ahí cuando regresé; busqué un refugio. Hubo una terrible regresión. Pero fui yo. Yo lo permití. 

Este año tuve el placer de llorar. Lloré porque perdí motores, y perdí esperanzas. Recurrí a pensar que existían los milagros y descifré que las máquinas dejan de funcionar porque se deterioran, no porque sean humanas. Creo que jamás lo serán, pero ya han comenzado a sustituir lo que tuve el placer de disfrutar de niña. Mi familia quebrada y mis amigos los raros. Siempre fieles a su entorno. Ella se me fue antes, dejó de verme realizada. Planeaba realizar lo que aún desconozco. Pero se que está ahí, esperándome. Ella también. Ambas. Una real y la otra abstracta. La real por la cual existo. Mi mejor compañera. Suelo soñarla y siempre lloro al verla. Me dice que está bien pero despierto tan repentinamente como si estuviera dentro de una pesadilla. Esas que te aceleran el corazón y te permiten apreciar que sigues vivo. Creo que la encontraré algún día con la misma paz que se la llevó en 20 días.

Otro año de música. Gracias a la vieja escuela. Música que frustra mi ambición de estudiarla y perderme en ella. Conocí finalmente la admiración. Conocí a través de sonidos a alguien tan similar a mi. Tan lejos de mí. Ejemplo y compañía que nunca va a ocurrir. Ya estoy ahí, oliendo el alelí. De día, por ahí. Mis amigos en el patio me están invitando a jugar. Madre mía ya no llores, si me quiero portar mal. Me quedaría a vivir en tus tetas pero también debo trabajar. Fue ese momento cuando volví a huir. Viaje para verle. Era él. Tan alto y tan perfecto. Podría llamarlo el hombre ideal. El que nunca hace alarde de lo que sabe y que reconoce con humildad lo grande que es. Lo veo cada día al despertar y en el momento en que voy a soñar. Siempre sueño. He soñado con él. Siempre lo escucho. No me es suficiente cantar a su lado. Me alegra que exista, tan lejos. Podría amarlo tanto. Lo tuve en mis brazos. Me tuvo en sus brazos. Me regaló música y le regalé piedras. La vida le regaló un hijo y yo escuché la madurez de sus letras. Aprendió qué hacer con su soledad. Nadie me enseñó qué hacer con mi soledad. Creo que golpearé y entraré a mi cuarto oscuro. Bastará para ponerme de acuerdo bien.  

Leer esto, no te importa, ni menos hoy. Todos somos iguales, iguales de tontos e iguales de raros. No cabe duda que creerse superior se convierte en un pasatiempo para los más débiles. Siempre hemos querido ser lo que todos quieren admirar. Yo quiero ser yo y dejar de perderme. Solo que tengo que hacerlo por instantes. Y son esos instantes los que hacer desviar mis intenciones de querer quedar bien con todo el mundo. Tan elocuente que suenan y se leen mis pensamientos. Aunque seduzco más con una plática sincera y un momento romántico en donde lo erótico toma el papel protagonista. Zonas erógenas, placer y vida. Cripta y vida. Muerte y nacimiento. Clavicordio y clavecín. Fuga y tocata. Tú y yo. 

Otro año de esperar por el afamado sentimiento que une vidas y mantiene con fe al mundo. Amor. Lov. Love. Eso que nunca me pasa. Eso que siempre he querido sentir, y es con lo que todos juegan. Eso que sé describir cuando me despido de todo al que pude llegar a querer. Al que amé en sueños. Al que le dedico canciones invisibles que solo mi mente ha recitado. Amor de hombre, amor de niños, amor de mente. Amor demente. Amor enfermo. Amor lejano. Amor erótico. Amor sencillo. Amor completo. Amor que reclama y que duele. Amor pasajero. Amor olvidado. Amor. Lov. Love...

Máscaras invisibles comienzan a tapar mis gestos. Ahora dejo de caminar por los salones donde siete bancas se vaciaban antes de terminar la sesión del día. Ahora comienzo a suplicar por un trabajo que me dé de comer para también seguir comprando los cosméticos que hacen a mi cara aparentar un número de serie que al ser escaneado es apto para ser explotado. Ansiosa espero ese día donde todo se vuelva tan rutinario. Práctico y estúpido. Ese día, creo; está llegando, y solo pasó un año.






Fotografía y escrito: Michelle Aguilar De León. Inspirado en P. Subercaseaux.

Fotografía Pedro: LGblog.cl 
Música: C. E. P. Bach - Concierto para Clavicordio en Fa Mayor.