Zócalo de la Ciudad de Puebla

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Lucha Libre

28 de junio de 2012

10 de junio de 2012

[Bajar es sinónimo de caer... no lo creo]

No está funcionando, yo lo sé; aunque no tengo la mínima idea del por qué. He de pensar que la basura social tiene un poco de culpa, si pudiera pensar a fondo y entender la situación. Es sólo vesania, no creo en otra cosa, sin embargo no tiene explicación.
Quiero irme justo ahora, sé que no tiene costo seguir el paso de la lluvia que corre frente a mis ojos. Dije corre, pues se ha desperdiciado tiempo desde que cayó de una nube; ese tiempo sería suficiente para descargar una vejiga a punto de reventar.

¿Qué caso tiene seguir esperando más cuando conozco el próximo pronóstico? Hoy erró la esperanza, se derribó en tan sólo unos segundos el derroche de extremo egocentrismo. Simple como el momento en que remarqué la hoja al no acceder la tinta de la pluma blanca a comenzar a descender.

Remarqué con odio mis errores, y me pronuncié no ser parte, ¿De qué sirve? cuestiono yo; todo cae por ley natural, a pesar de existir sus excepciones, en casos como el mio, lo mejor es retirarse con la dignidad suficiente.

De pensar los problemas que me atienden el cerebro día con día encuentro un boquete muy corto sobre mi espacio y el cielo, no sé como cuantificar mi tiempo de vida aún viviendo en ciertas condiciones.  Quiero que me digas que se siente caer la lluvia sobre tu rostro; que me cuentes que será para mi ser solemne bajo todo el esfuerzo que sé tendré que hacer. Cuéntame que es tener una cara agraciada y burlarte de la estética ajena. Si puedes expresar con tus palabras lo buena que corre tu vida, vamos, es el momento.   

No podré buscar culpables ni razones en las que comience a involucrar mis doctrinas; sé que nunca va a funcionar. Pero... ¿Qué sería de ti sin este apoyo moral?, a veces siento que te estoy haciendo un favor a pesar de tu postura. Procuraré ser constante y no volver a involucrarme en cuestiones como esta.

Dime que se siente ser amado por tu primera y única opción a la cual pudiste renunciar y ahora te arrepientes. ¿Para qué sales a fumar por las noches a un balcón cuando nadie te mira y no infieren tus problemas? Sólo dime que se siente vestir con oro lo que por dentro está echado a perder.

Me siento más fuerte que una hormiga y en realidad soy una risa fingida; no tolero la felicidad si no está dirigida a mí. Y en materia de propiedad no encuentro el recipiente sobre el cual vomitar mis ideas, pues las demás descansan en el suelo que muchos otros han pisado.

Largos años que han costado realizar algunas peripecias, finalmente llega alguien extraño; involucrándose a pesar de ser un total forastero para pisarte los sueños. Cuando el peligro te rondó día con día, aquel ente maligno parecido a un espécimen de plastilina a la cual le ha surtido el sol sus rayos no le cuesta ni cinco minutos robar, estrujar y sofocar el suceso.   

No son cosa de dos personas aquellas exigencias que pide el viento al correr sus nubes cargadas, no es cuestión de tapar el sol con un dedo; es eliminar posibilidades para que no regrese. Será de ambos el rezar una oración que haga retroceder la maldad en la que estás sumergido cuando la vida ya no brinda nada más.

El saber usar el dramatismo no predomina en lucir elocuente ante el momento, es simplemente un camuflaje ante la sociedad en que vivimos. Pasado el momento vuelves a ser lluvia que pierde el tiempo cayendo mientras que por quienes mientes se encuentran descargando una vejiga llena de basura orgánica.



Escrito y fotografía: Michelle Aguilar De León



Música: Can Let You Go (Acuústico) - Hello Seahorse!