Zócalo de la Ciudad de Puebla

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Lucha Libre

7 de octubre de 2012

[Espacio Invisible]

Inerte se encuentra mi cuerpo al lado tuyo.
Me miras y tratas de fingir desinterés. 
Nuestras almas experimentan vacios de cordialidad silenciosa. 
Quiero amarte pero no puedo.

Tengo más miedo del que creía.
Nuestro espacio invisible ahora se llena de de pintarrones flotantes, donde se dibujan bosques de pino por marcadores fluorescentes sobre nuestras cabezas.
Sigues a mi lado y no consigo hacer nada. 

Te he tocado, no he provocado reacciones de calosfrío en tu cuerpo. Comienzo a rendirme.
Te miro a los ojos y encuentro un vacio. Nuestros cuerpos se conectan por instintos hormonales sin conexión sentimental.

Seguimos en el cuarto imaginario, sentados el uno al lado del otro. Sin nada alrededor. 
El aire fluye en corrientes frías y busco tu cálido abrazo.
Tu mirada se desvía. Ya no estamos solos.

Se escuchan incitaciones musicales, el color ha explotado por el espacio. Al fondo aparece un desfile de corazones marchitos; algunos jóvenes y otros viejos. 
Tus historias y las mías desfilan con máscaras de carnaval, danzan y ríen impotentes. Todo parece una fiesta que dura pocos minutos. 

El recorrido ha terminado y nos volvemos a encontrar solos uno al lado del otro. El silencio  –sin necesidad de ser incómodo–  regresa. 
Has tomado mi mano y con la mirada más tierna me dices:   — ¿Qué pasa? —.
Mi respuesta es corta: — Nada —. Lo he dicho todo, he comenzado a perder la esperanza.

Sigues cerca de mi. Con el paso del tiempo que no respeta unidades de medida, comienzas a alejarte. Te colocas a diez cuerpos de distancia. 
He comenzado a gritarte que te quiero. Tú ya no me oyes. 
Pronto aparece una ráfaga de polvo luminoso. 
Ha llegado alguien más. Comienzo a creer que ya no estamos solos. 

Quise, quiero y querré amarte por el resto de mi vida. No eres tú quien tiene la culpa, es tu historia y mi moral creando intersecciones invisibles. Intersecciones representadas por miles de escarabajos plateados –irreales– que caminan ahora por nuestro espacio invisible. 

Quiero seguir imaginando que estoy contemplando tu cuerpo, tu cara y tus ojos.
Sin reglas.
Libre a la quimera. Inmersos en el silencio creado por mi mente. Tú y yo solos en ese lugar, uno al lado del otro. 
Lejos de todos. Sin arrepentimiento moral. Respetando historias y terceras personas. 
Proliferando el amor que te tengo con  todas las fuerzas de mi existir. 

Ha llegado el momento de partir, el espacio invisible comienza a cerrarse. Nos veremos en existencia, acostumbrados a la rutina diaria. 
No te espantes, pero mi imaginación es perversa.
Trata de no jugar con mis pies. Ya no retoces con mi mirada. 
No sabes las ganas que tengo de correr, tirarte y abrazarte. 
Hacerlo sobre el pasto y volver a imaginar. 

Quiero comenzar a olvidarte; serás mi deseo. Pronto mi perdición. 
Por lo mientras te esperaré en nuestro espacio invisible.





Escrito y Fotografía: Michelle Aguilar De León

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