Zócalo de la Ciudad de Puebla

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Lucha Libre

15 de marzo de 2012

[Nuestras Semillas]

Al llegar la primavera y transitar los días del año
Observamos con clemencia las semillas,
Aquellas que emergían y ascendían
Como frutos de la tierra
Y consumíamos día con día.


Pensamos en formas, tamaños, sabores y colores.
El sentimiento no se quedaba atrás
Pues siempre emanaba
Al degustar equivalente manjar.


Las producciones eran vastas en el país,
Nuestro amor era tan colosal como un maíz.
El agua que escurría de la sandía,
Se convertía en nuestra sangría.

Cada limón exigía aprovechar su jugo agrio,
Yo solo pedía que tu amor se fuera dilatando.
El plátano y su color nos daban ganas de seguir.
Las manzanas solo querían vislumbrarnos ahí.         

Abrazados o no, los duraznos se alineaban,
Formaban corazones y entregaban mil pasiones.
Giramos danzando como aves en rapiña,
Y solo queríamos comer rebanadas de piña.

Formamos de algún modo una familia,
Cada día parecía perón magnánimo.
Mostramos siempre valentía
Y buscábamos consuelo en la apatía.

Caminamos en los huertos de su padre,
Nos dejaba agarrar semillas,
Semillas que proveyeran un fruto
Después que alimentasen nuestra sangre.

En casa había fresas,
Deliciosos frutos coloridos que pintaban nuestros besos;
Besos de pasión que evaporaban dulces aromas,
Aromas que olían a vida y creación.

Llegó nuestra esperada semilla,
Que comparada con una naranja
Venía en tamaño de engaño,
Pues siempre fue un enorme guayabo.

Con demencia perecemos,
Ya a nadie le interesan las sinergias.  
Redundante es nuestro alimento
Y comemos sin abastecimiento.

Preferimos compararnos con los frutos favoritos
Y pensamos en disipar cada ciento divino.
Melón mi preludio, caña su calaña;
Cereza mi sentido y tejocote su destino.  


Escrito y fotografía: Michelle Aguilar De León

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