Zócalo de la Ciudad de Puebla

Zócalo de la Ciudad de Puebla
Lucha Libre

6 de julio de 2018

Verano

A este espacio recurro en los momentos más vacíos de mi vida. He caminado un corto valle que no solo propició al verdadero cambio interior, lo caminé y me quede aislada de toda realidad gozosa. Me permití amar y luchar por mis sentimientos. Nunca supe cómo en realidad se sentía el abandono de los sueños hasta estos últimos dos años. Y me di cuenta que no hace falta el crearse una imagen falsa que probablemente el otro disfrute de mirar, porque nunca será auténtico. 

Sentí que no podía mirarte más a los ojos, ya no era especial, atravesé sueños oscuros. Me perdí en un mundo que simplemente a tu lado no era para mi. Ahora solo debo soltarte, debo dejar que te llenes de otros que fingen su interés por un tiempo. Que jueguen a estar en tu canal. Que te diviertas y que jamás hagas que sufran. Hace unas horas sentí una profunda culpa cuando te dije que te estaba dejando de querer, pero no es cierto. Una parte de mi te querrá por siempre, pero justo ahora en este presente ya no siento una pizca de admiración porque no fuiste tú. Fuiste todo este tiempo una copia de alguien que jugaba a cazar. La historia se repitió detrás de mi tantas y tantas veces.

De qué sirve regalarle sueños a quién no tiene tiempo de imaginarlos. De qué me sirvió a mi el tanto querer ayudarte. Es muy probable que solo sean fantasías que el tiempo quitará. Lo único difícil de dejarnos ir es que ya no habrá esa magia que me inspiraba, aquella que me hizo volver aun sin que te fuera un poco necesario. Perdí mi gusto por escribir y nunca lo hice acerca de ti. No sé si pudo haber valido la pena llenar la hojas de un cuaderno hablando de cuando te convertiste en mi más profundo anhelo, una bendición en mi vida, una cura de mi soledad. 

Cuánta ambición puede caber en nosotros, cuanta necesidad ajena; respetable, tolerable. Lejos de hacernos únicos a lado de otros y hechos tristeza con uno mismo. De qué sirve una mentira mal lograda, me he generado desconfianza y fallé a otros por quien me falló a mi. Así de injusto es el trato, el momento, la vida. Los recuerdos se forman, hay experiencias nuevas encima unas de otras. No estoy escribiendo bien. Tengo muchos sentimientos de rechazo, desapego, dolor, odio. Pero no quiero hacerte daño, no quiero que sientas mi ausencia, tampoco quiero que te sientas mio. No volveré a buscar cada pedazo de espacio a tu lado. No fuiste único, eso lastima. 

A veces se me fractura el cuerpo, el corazón se siente lleno de una sensación parecida a un escalofrío, se te anuda la garganta y lo que te hacía feliz ahora se obliga a sentir compasión por ti. Pasan los días y entiendes que estás aquí porque te sentiste sola, sin alguien con quien hablar de tus pasiones. Sin alguien con quien compartir conocimiento. Cuando pudiste solo escribirlo y compartirlo con la gente que verdaderamente amas.

Qué dicha sentir que te quieren, que dicha conocer a quien no juzga tus actos pero se acostumbre a tus mentiras. Que dicha la compañía que llega sola, como si sintiera que su destino es contigo, para ti. Para dos, para el uno que hacen los dos. Que dicha bendecir cada día tuyo, de mañana y a la noche vigilar tu sueño. Que grande eres que mereciste eso de mi. Y que bello poder amarte. Que bello poder dejar de amarte. Soltarte, dejarte repetir la conquista hasta que el hastío haga su trabajo por el mismo. Hasta que el vacío propio se apodere de momentos y personas pasajeras. Hasta que llenes cada fibra, cada músculo, hasta que entiendas que jamás estuviste solo, y que ignoraste mucho del amor que te entregué y gente detrás mio te entregaron. 

Simplemente supe, no había ya oportunidades. Simplemente supe que dejé de compartir un día tras día a tu lado. Lo sentí, me dolió. Y es ahora cuando no quiero saber mucho más. No creo haber sido muy clara en lo anterior, mi escritura comienza a deteriorarse. Estás aquí, y cada rincón tiene su historia, pareciera que todo comienza a tomar sentido de nuevo. Hay luz temprana en el cuarto que compartimos. En el que hablamos de cosas importantes. En el que lloré esperándote sinfín de veces cuando cancelaba mis otros planes. Aquí en donde no solo estuvimos nosotros. Aquí donde alguien más compartió y disfruto la fusión con tu cuerpo. 

Me interesa conocer el desenlace, allá donde vas a llegar, allá donde yo voy a llegar. No es contigo, no ahora, nunca. No nunca, para doblemente merecer algo que inspire desde lo profundo de su ser. No tú. No tú conmigo, no más nosotros. Aburridos, llenos de ambiciones, con miedo a estar solos, aún juntos, solos. Solo contigo. 

Días bellos separan la angustiosa etapa que vivo. Días que llenan diarios de aventuras, sueños que se cumplen de lado tuyo. Sueños que murieron poco después de mi partida. El dolor debe dejar de sentirse, debe volverse una nueva forma de apreciar lo poco, lo pequeño, lo que realmente vale la pena. Es inevitable dejar de quererte, de alguna manera nuestro ciclo no encaja más en el presente. No eres el mismo de hace tres meses, no soy la misma de ayer. Luché por lo que sentía que valía la pena. Valías mi vida, mis penas, alegrías, valías mi tiempo, mi compañía. Opté por dejarte dentro, en un rincón de la eternidad de mi alma, aunque no definas ni un solo aspecto de mi vida. Cada cabeza es un mundo, al parecer nuestro mundo ya no tiene espacio en los detalles que me gustaría que vivieras. 

Pienso que realmente me dueles, te viví fuerte. Te viví dispuesto. No pasó tanto tiempo y renunciamos al acto más bello de nuestro destino. Pero no eres único, te dejé mi primera autenticidad a lado de alguien. Te dejé algo precioso, te confié mi cuerpo, mi corazón. Jugamos mal. Ahora quiero que disfrutes. Que te llenes de algo nuevo, precioso, confiable, que no falles con tu terquedad absoluta. Que sepas que nadie te pertenece por mero placer, que quieras, que ames. Es muy probable que el ciclo se esté cerrando. Que me falte llorar, que te refugies en alguien más. Que no quiera compartir tu cuerpo, que tengas ahora a alguien más, y le cuentes tus sueños, los que no compartimos juntos, los que se quedaron en palabras, en noches, en fiestas, en hartazgo de tenernos juntos sin sentir algo mutuo, en fingir placer, en cuidar y soportar reclamos, en berrinches en mentiras.

Valorábamos lo menos importante, y siento que era mentira. Era mentira jugar a verse bien para ti; era mentira no reclamarte. Era mentira tu verdad compartida. Cuanta razón en hablar de la nula empatía que sentías. Te miro ahí de lado mio, con un propósito. Dejar de sentirte mío. Valdrías mas que mis desvaríos, valdrías más que una existencia vacía. Tendrías mis diversiones, mis pasiones. Tendrías en que colgarte cuando perdieras la fe. La misma fe que me llena cuando quiero respuestas de nosotros. La fe me hace luchar por lo perdido. Mírame ahora, lamentando tu ausencia, tu nueva conquista, tus rencores, tus problemas. Hay fe en ti, pongo fe en ti. Pero no contigo, no a tu lado. No en tu mirada de mentira, no en tu cuerpo ni en tus actos. Me despido. 







Ninth is most strange. In it, the author hardly speaks as an individual any longer. It almost seems as thought this work must have a concealed author who used Mahler merely as his spokesman, as his mouthpiece. - Arnold Schoenberg.


Escrito y fotografía: Michelle Aguilar De León

No hay comentarios.:

Publicar un comentario