Joven adorable. De sentimientos puros. De alma limpia; que no peca por convicción sino por accidente. Joven que ilumina mi camino.
Joven que desprende un circo de alegría. Que en cada palabra produce nuevas obras de teatro. Que cada plática convierte en un concierto sinfín.
Usted es ese joven por el cual deseo despertar hermosa. Aquél a quien mi mirada busca cada mañana. A quien deseo abrazar en cada madrugada.
Joven a quien busco ayudar en su lucha de salir adelante. Aquél que cada día lucha contra las adversidades que la vida le presenta.
Mi joven, el encantador putillo que veo a diario. Encantador en su mirada y sus acciones. Que sabe ser encantador, todo un caballero.
Joven al que no adoro porque no he tenido la oportunidad. Al que deseo abrazar siempre que tenga problemas y cuando lo inunde la felicidad.
Aquél que se define como apuesto y seductor. Que no es más que un buen amigo que mueve la atmósfera de mi ambiente mañanero. Es él, bello.
Es él, perfecto. Al que le escribo porque me inspira. Al que siento porque me invita. Al que acompaño porque me incita.
Un ser humano más que para mí puede ser el mundo. Su entera dedicación mueve mi inquietud. El máximo resplandor de alegría que inunda mis días. Aquél hombre perfecto que ve en la estética de los movimientos su forma de vida.
Que te agradece sin palabras cada expresión y acción tuya. Con una mirada. Puro, blanco y liso. Aquél que vive en un mundo difícil y sin embargo lo ve perfecto; es feliz y lo sabe. Hasta yo lo sé.
Quien es criticado por quienes no ven el mundo como el lo percibe. Aquél a quien he logrado entender porque he vivido algo parecido.
Mi joven encantador a quien deseo abrazar cada noche fría y aún no puedo. Al que quiero tomar entre mis brazos para acurrucarlo y cantarle una canción hasta que duerma.
A quien nunca he tenido tan cerca de mis labios y solo busco atender en su sonrisa. A él, a mi joven. A quien veo con tanta conmoción.
A él, a quien siento en cada parte. Con su mirada. Con sus manos. Con su cuerpo en movimiento. Con su voz. A su encanto. Su sencillez.
A su pretensión de ser grande. A su grandeza en conjunto. A su sueño. A su momento. A su atención. A su historia y a su origen.
A él, como ser humano perfectible. Con defectos sin importancia que otros captan como grandes debilidades. Que con sus pasos ilumina el suelo.
A él, a mi joven. Le deseo el mayor éxito en la vida. A mi joven le digo que no se rinda. Que sepa crecer cada día. Que siga siendo feliz.
El encantador putillo que seguramente aguanta tantos golpes debido a su fortaleza. Que se libera con cada palabra. Que baila con cada canción.
Que mira en cada uno de nosotros un mundo nuevo por descubrir. Que me ha descubierto a mí y busco hacerlo feliz.
Con una mirada, con una comida, con una canción, con unas letras, con una sonrisa, con un baile, con un abrazo. Con una frase de despedida.
Con un deseo de bienestar suyo. Con él bien. Con él sano. Con él feliz. Con él ingenioso, como siempre. Con él a un lado, hablando.
Con los años. Sanos, felices y bailando. Felices y cantando. Felices y charlando. Así tú y yo mi encanto. Así tú y yo...
Escrito y Fotografía: Michelle Aguilar De León